La sonrisa de Carlos Ballarta

Andrei Vasquez
5 min readNov 28, 2020

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-Entrevista-

-Publicada en Revista Maxim en abril de 2018-

Llegué media hora antes a la entrevista porque estaba muy nervioso. Me habían dicho que Carlos Ballarta es una persona difícil de entrevistar, que le encantan los monosílabos y sobre todo el silencio. En eso pensaba mientras fumaba afuera de Casa Comedy en la Colonia Roma y llegó Ballarta. Iba sin sus clásicas gafas, con una larga chamarra verde militar y los modos de una persona tímida. Entramos. Pedimos café y arrancamos la entrevista. Con el paso de las preguntas, la conversación comenzó a fluir como si estuviéramos tomando caguamas en la jardinera de una unidad habitacional. Pocas cosas me han dado tanta satisfacción profesional como cuando detuve la grabación y sonrió. Nunca sabré si lo hizo porque le había gustado la plática o porque por fin se había terminado, y no importa porque por alguna extraña razón me sentía orgulloso. Desde entonces lo sigo y deseo que le vaya muy bien. Siento por él una afinidad muy parecida a la que se siente por los amigos con los que creciste.

Carlos Ballarta, el embajador de la cábula

En 2016 se hizo viral una entrevista donde Carlos Ballarta habla sobre la dimensión desconocida de los microbuseros y su alergia a salir al espacio sin traje. Hoy es uno de los standuperos con mayor potencial en el país, con dos especiales de Netflix (el segundo se estrena en mayo) y una legión de convencidos de que su estilo es el ideal para transmitir el humor mexicano hacia los nuevos tiempos de la comedia.

Pensamos que nos encontraríamos con un hombre de pocas palabras por su estilo en el escenario, sin embargo, Ballarta resultó ser un conversador bien ameno. Se lo dijimos al final de la entrevista y sonrió porque sabe que ha construido muy bien su personaje.

Sobre la madera de comediante, opina que cualquiera puede hacerlo. “Hay ciertos momentos con los amigos en los que la cábula va escalando y se hace tan grande que explota. Es cuestión de canalizar eso, escribirlo y entregarlo al público con la misma naturalidad”.

De Discovery Channel a Netflix

Uno imagina que los standuperos fueron adolescentes graciosos y populares. En el caso de Ballarta, era el amigo que andaba clavado leyendo a Horacio Quiroga y escuchando a Kurt Cobain.

“Desde niño quise escribir, en la prepa tenía mucho tiempo libre y me metí a estudiar estructura de guion, lenguaje técnico. Escribí un guion o dos y al momento de elegir carrera apliqué para el CUEC y el CCC”.

Pero las escuelas no lo aceptaron y el cine mexicano se perdió del ingenio de Carlos Ballarta, al menos por un momento. “No creo que se esté perdiendo mucho sin mí, honestamente, pero siempre he querido hacer cine y en el próximo especial de Netflix habrá una sorpresa”.

La verdad nos intriga saber qué películas hubiera filmado (o filmará). “El cine mexicano son puras comedias románticas, le hace falta arriesgarse, probar con ciencia ficción o acción”.

No estudió cine pero esa búsqueda artística lo llevó a la escuela de doblaje, lo cual no estaba exento de la cábula. “Le contaba a mi hermano y se burlaba de mí bien machín”. Hace una pausa, nos voltea a ver tras sus lentes de corazón y dice: “estás tocando fibras muy sensibles”.

Iba de un estudio a otro pero asegura que nunca hizo la voz de un personaje reconocible. “Por ahí quizá me escuchen en Discovery Channel”. En ese mundo conoció a Paco Maya, quien le platicó sobre las noches de micrófono abierto del Beer Hall.

El llamado de la vocación

En 2012 Carlos aceptó acompañar a Paco al Beer Hall, “a escuchar cómo probaban sus rutinas los comediantes”, nomás que él pensó: “en el camino escribo un par de chistes y me subo”.

La primera vez le fue mal, “donde yo creía que habría risas hubo silencio, y viceversa. Es distinto a como sucede en tu imaginación. No me bajoneé porque no tenía en mente dedicarme a esto”.

Intentaba ir todas las semanas y cuando por fin lo logró, en el trayecto “iba quitándole paja a mi rutina y empecé a entender el mecanismo. Cuando subí y se rieron, me dije ‘ya sé cómo es este desmadre’, entonces me enfoqué en ir todos los miércoles”.

Ahí se percató de que no quería recibir órdenes de directores, al contrario, él quería PEDA (Como define Juan Carlos Escalante a Producir, Escribir, Dirigir y Actuar). “Me la pasaba mejor, yo decidía qué contar, qué no contar, cómo hacerlo”. Sin embargo, continuaba el pánico escénico.

Otros comediantes, “con el mejor interés en su corazón”, le daban consejos porque tenía muchos problemas al conectar con la gente. “Lo que no entendían es que no era a propósito, sino porque me da mucha vergüenza estar en el escenario”.

Hubo una etapa en la que no se movía, “llevaba el pelo en la cara, no se entendía lo que decía pero eso evitaba que viera a la gente a los ojos”. La solución: comenzar a usar lentes oscuros. “Se ven chidos y me ayudan a explayarme”.

Después llegó la época de pararse constantemente en el escenario, la invitación al programa de René Franco, cada vez más bares, escenarios más grandes, especiales de Netflix, la pareja, un hijo y la formación de una familia, retos que en lugar de tumbarlo lo ayudaron a crecer. “Lo que sí me mata son las cosquillas”.

La entrevista duró media hora pero por cuestiones de espacio de la revista, tuve que editarla a 4 mil caracteres. Pero por ahí tengo el audio guardado.

Las 5 personas que influyeron en la vida de Carlos Ballarta

  1. KURT COBAIN (1967–1994)
    Músico estadounidense. Líder de Nirvana. Autor de clásicos como Smells Like Teen Spirit. Ícono del género grunge y del rock de los 90.
  2. HORACIO QUIROGA (1878–1937)
    Escritor uruguayo. Autor de relatos oscuros que se han convertido en clásicos. Su obra emblemática es Cuentos de amor, de locura y de muerte.
  3. STEVEN WRIGHT (1955)
    Comediante estadounidense. Autor de un humor seco, irónico, filosófico e inconfundible. En 1988 ganó un Óscar por el corto The Appointments of Dennis Jennings.
  4. ERNESTO «CHE» GUEVARA (1928–1967)
    Uno de los ideólogos y comandantes de la Revolución Cubana. Ícono de la lucha contra las injusticias sociales en Latinoamérica, y de la izquierda en el mundo durante la época de la Guerra Fría.
  5. SU HERMANO RICARDO
    «Me cuidó un chingo. Siempre estuvo ahí para echarme la mano».

Las 5 cosas que le volaron la mente a Carlos Ballarta

  1. INCESTICIDE (1992)
    Un gran disco de Nirvana. No tan conocido ni aclamado como Nevermind, “pero con una esencia chingona”.
  2. EL CLUB DE LA PELEA (1999)
    La cinta dirigida por David Fincher, basada en la novela de Chuck Palahniuk y con una gran banda sonora.
  3. LOS DIÁLOGOS DE PLATÓN (SIGLO IV A.C.)
    La primera regla de Los diálogos de Platón es no hablar de Los diálogos de Platón.
  4. LA NARANJA MECÁNICA (1971)
    Una película insigne del gran Stanley Kubrick, basada en la novela de Anthony Burgess.
  5. DUNE (1965)
    La novela de ciencia ficción de Frank Herbert. Un clásico.

Fin.

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